En los graves momentos económicos que estamos viviendo la Ley de Segunda Oportunidad se va a convertir en un mecanismo imprescindible para permitir empezar de nuevo a los autónomos y empresarios que no sean capaces de afrontar el impacto de la crisis.

Esta ley permite a las personas físicas que tras su fracaso económico empresarial o personal, tengan la posibilidad de encarrilar nuevamente su vida e incluso de arriesgarse a nuevas iniciativas, sin tener que arrastrar indefinidamente una losa de deuda que nunca podrán satisfacer y que les obligaría, en el mejor de los casos, a mantenerse en la economía sumergida de por vida.
El objetivo es permitir que los empresarios personas físicas, los autónomos, los profesionales o cualquier persona endeudada por sí o porque haya avalado deudas de otras personas o empresas, consiga exonerarse de esas deudas contraídas con sus acreedores siempre que cumpla una serie de requisitos bastante sencillos, y que tramite un proceso regulado en la ley para intentar llegar a un acuerdo con esos acreedores o, si no lo consigue, liquidar su patrimonio y obtener el beneficio de exonerarse del resto de sus deudas.
Para tramitar con éxito el procedimiento es imprescindible contar con un asesoramiento adecuado y cercano desde el principio.
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